
El tejido humano tendrá, en cualquier evento, un efecto inhibidor en la antena. El tocarla significa que una gran porción de la energía de la misma se convierte en calor, y se pierde en el camino.”
Sea fiel esto o no al texto original en danés, el punto principal se entendió. Los investigadores en la universidad, ya habían probado que más del 90% de las antenas de cualquier teléfono podían ser debilitadas, sosteniéndo o tocando los dispositivos en el lugar correcto, pero en este caso estamos hablando de que algo tan normal como el tejido humano arruine por completo la recepción de un smartphone. También es bueno saber, que los que descubrieron esto son brillantes, y sugirieron una solución. Gert dice que los teléfonos deberían, “idealmente”, tener dos antenas que actúen de manera redundante, de modo que cuando una está bloqueada, la otra pueda compensar por la falta de señal.