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15 de febrero de 2009

El lado oscuro del móvil liberado

Puede aplicarse perfectamente el dicho que reza "quieres hacer una gracia y te puede salir una morisqueta" a quienes, presas del esnobismo, están dispuestos a gastar mucho dinero por un teléfono celular último modelo que no vende ninguna operadora en el país, más allá de pagar un precio muy por encima del costo real del equipo: fallas técnicas de las que no se hacen responsables ni el fabricante ni la compañía de telecomunicaciones correspondiente; dificultad para actualizarle sus aplicaciones, funciones limitadas y una buena dosis de rabia cuando en poco tiempo el mismo aparato es lanzado localmente por un precio razonablemente más bajo.

Esos teléfonos son bautizados coloquialmente como "liberados" porque tienden a ser traídos al país por personas que tienen la capacidad de hacerse de cierto volumen de unidades en el exterior bajo la figura de desbloqueados, es decir que no ha sido homologado por operadora alguna y por lo tanto su uso no está restringido para ninguna compañía. Y es esa característica la que le permite funcionar en todo el territorio nacional, así como en cualquier otro país. Los traen liberados de las cadenas que, por lo general, unen a un móvil con un operador de telecomunicaciones exclusivo.

iPhone sin cadenas Uno de los casos más emblemáticos de teléfonos "maleteados" es el del iPhone. Fue lanzado a mediados de 2007 en EEUU bajo un férreo matrimonio con Cingular, filial de AT&T. Imposible era utilizarlo con otra operadora o, incluso, comprarlo desbloqueado para sacarlo de sus fronteras.

Algunas mentes ociosas y llenas de habilidades lograron romper las cadenas de hardware y software que ligaban al teléfono de Apple con una sola compañía. Fue así como muchos se volcaron a aprender la artimaña para hacer negocio: importarlos y complacer el ego de aquellos que vivían con el deseo de lucir un iPhone, mucho antes de que alguna operadora local pudiera traerlo por los canales regulares.

Pero la gracia de los iPhone desbloqueados en ese entonces no duró mucho: al actualizar el sistema operativo del teléfono, muchas de sus aplicaciones dejaban de funcionar, otras desaparecían y en algunos casos fue el propio teléfono el que dejó de funcionar. Sin embargo, el ingenio de los hackers no descansa y hallaron la manera de hacer sobrevivir a los equipos que han sido comprados sin el aval de una operadora telefónica específica.

Algunos modelos de Blackberry que todavía no están homologados por Movistar, Movilnet ni Digitel, el Storm entre ellos, o el T-Mobile G1 se pueden apreciar en vitrinas de muy contadas tiendas.
A través de sitios de subastas on-line también es posible hallar una enorme gama de ofertas de equipos desbloqueados. Sus precios no son nada atractivos.

Oportunidad de lujo Hay quienes compran los móviles en el exterior para uso propio, aprovechando que se pueden conseguir modelos de alta gama por menos de 500 dólares y que, localmente, al cambio oficial, cuestan mucho más.

En este caso un sustancial ahorro es la característica más atractiva. Pero el usuario de ese equipo desbloqueado se sigue exponiendo al riesgo de tener un teléfono con funciones limitadas, a la ausencia de respaldo de una operadora o de un fabricante que pueda repararlo o sustituirlo sin costo alguno en caso de fallas y a la potencial imposibilidad de actualizar el sistema operativo y las aplicaciones que sacan provecho de las potencialidades del móvil.