Y eso que aseguraron que todo seguiría igual, y que no estaba previsto
cambiar la dinámica de la aplicación que tanto éxito ha tenido, tanto
desde su aparición sólo en iOS, como en su llegada a Android.
Por lo pronto, los usuarios tendremos que ver anuncios publicitarios en
la plataforma, seguramente de una forma muy similar al formato iAds o
Google Ads.
Una aplicación que destacaba entre otras cosas por su interfaz limpia y
sencilla, sin complicadas opciones ni elementos que se llevaran la
atención de lo esencial, ahora se verá recargada con la publicidad y
perderá parte del valor que le ha llevado a unas cifras de ventas
espectaculares.
¿Qué sucederá ahora? O bien los usuarios acabaremos tragando y
asimilando este hecho que podría haberse evitado
si hubiese sido otro quien hubiese comprado Instagram, o bien comenzar a
migrar a otras plataformas, o usar alternativas para compartir de forma
social nuestras fotografías, con los filtros incluidos. Por ejemplo,
con la recién rediseñada aplicación de Flickr.
Una lástima que esta aplicación pierda parte de su pureza, que ya cambió
su paradigma con la llegada a Android, cuando dejó de estar limitada a
quien tuviese un iPhone. Esta democratización sacrificó la calidad
general en las fotografías (Android abarca terminales de todos los
tipos, incluidos los de gama baja), a cambio de alcanzar a muchísimos
más usuarios. Y eso sin contar su próxima llegada a Windows Phone. La
inclusión de publicidad en ella es una mala noticia en cualquier caso.
Y eso que aseguraron que todo seguiría igual, y que no estaba previsto
cambiar la dinámica de la aplicación que tanto éxito ha tenido, tanto
desde su aparición sólo en iOS, como en su llegada a Android. Por lo
pronto, los usuarios tendremos que ver anuncios publicitarios en la
plataforma, seguramente de una forma muy similar al formato iAds o
Google Ads.
Una aplicación que destacaba entre otras cosas por su interfaz limpia y
sencilla, sin complicadas opciones ni elementos que se llevaran la
atención de lo esencial, ahora se verá recargada con la publicidad y
perderá parte del valor que le ha llevado a unas cifras de ventas
espectaculares.
¿Qué sucederá ahora? O bien los usuarios acabaremos tragando y asimilando este hecho que podría haberse evitado
si hubiese sido otro quien hubiese comprado Instagram, o bien comenzar a
migrar a otras plataformas, o usar alternativas para compartir de forma
social nuestras fotografías, con los filtros incluidos. Por ejemplo,
con la recién rediseñada aplicación de Flickr.
Una lástima que esta aplicación pierda parte de su pureza, que ya cambió
su paradigma con la llegada a Android, cuando dejó de estar limitada a
quien tuviese un iPhone. Esta democratización sacrificó la calidad
general en las fotografías (Android abarca terminales de todos los
tipos, incluidos los de gama baja), a cambio de alcanzar a muchísimos
más usuarios. Y eso sin contar su próxima llegada a Windows Phone. La
inclusión de publicidad en ella es una mala noticia en cualquier caso.